¿Sabías que cuando sientes estrés y ansiedad, tu cuerpo libera gran cantidad de sustancias químicas al torrente sanguíneo? ¿Y que cuando esas emociones sobrepasan la capacidad de gestionarlas, tu cuerpo las almacena en sus tejidos y pueden quedar acumuladas durante toda la vida si no las limpiamos?
Así es, exactamente igual que cuando se deposita el polvo en los muebles de una casa, acumulando grasa en el horno o la escobilla del wáter va poniéndose marrón.
Tu cuerpo es como una casa, y va acumulando lo que yo llamo “polvo emotivo”.
Por eso: ¿Cada cuanto limpias el polvo de los muebles del salón? ¿Y cada cuanto el horno y el frigorífico de tu cocina?
De igual forma: ¿sabes limpiar el “polvo emotivo” que ha quedado acumulado en tu cuerpo?

¿Cómo sucede?
Considera tu cuerpo como un instrumento sumamente sensible que fabrica proteínas. Todas las células del cuerpo las fabrican (excepto los glóbulos rojos), y son las responsables de la estructura física y de las funciones fisiológicas. Por ejemplo, las células musculares fabrican actina y miosina, las células de la piel generan colágeno y elastina, las células inmunológicas fabrican anticuerpos, las tiroideas producen tiroxina, algunas células de los ojos generan queratina…y la lista continúa. No hay ni un solo órgano en el cuerpo que no dependa de las proteínas o las fabrique.
De igual forma, también se generan proteínas cuando sentimos emociones.
Por ejemplo:
⦁ Oxitocina cuando sentimos confianza y generosidad.
⦁ Serotonina cuando estamos satisfechos y felices.
⦁ Dopamina cuando nuestra motivación es alta.
⦁ Endorfinas en estados de euforia y bienestar.
⦁ Cortisol y Adrenalida cuando sentimos miedo, estrés y ansiedad.

Aquí tenemos la conexión mente-cuerpo. La explicación de la estrecha relación entre pensamiento y organismo, la base fundamental de las somatizaciones.
Antes se pensaba que sólo acumulábamos en el cuerpo el excedente de grasa (véanse los michelines) pero ya se sabe que el exceso de proteínas también se almacena. ¿Dónde? En nuestro tejido conjuntivo. ¿Y eso qué es? Tejidos como las cápsulas articulares y fascias. Es decir, por todas partes.

¿Cómo puedo limpiar ese polvo emotivo?
Primero debemos parar a observar nuestra casa. Sólo así podremos ver dónde hay polvo. Imagina que siempre tienes prisa y cuando llegas a casa estás cansado y no tienes tiempo ni de mirar dónde hay que limpiar. En una casa podemos contratar a alguien para que lo haga, pero con nuestro cuerpo no, sólo nosotros podemos hacerlo.
Por eso:
1. SENTIR EL CUERPO
¿Cómo?
Cada uno puede hacerlo como más le guste: un baño, meditación, masajes, yoga…
OBJETIVO: ESCUCHAR EL CUERPO, poder identificar aquellas zonas donde ese polvo emotivo se ha ido acumulando para después limpiarlo.

2. LIMPIEZA
OBJETIVO: Aprender a movilizar la energía almacenada en el cuerpo. Levantar el polvo emotivo acumulado para aligerar carga.
¿Cómo?
Allí donde posas tu atención, fluye la energía. Tu atención consciente funciona como una linterna que te permite iluminar en la oscuridad, como cuando entras a una casa a oscuras. Imagina que llevas una linterna contigo y apuntas con ella allí donde quieres ver. La atención consciente funciona igual, nos permite concentrar nuestro foco en el lugar del cuerpo que queremos iluminar. Poniendo nuestra atención (nuestra linterna) estamos haciendo que nuestro sistema nervioso pueda ver y percibir mejor el polvo emotivo acumulado en esos tejidos.
Si esa linterna está siempre apuntando hacia fuera, nunca podremos ver lo limpia o sucia que está nuestra casa, nuestro cuerpo. Por eso es tan importante apuntar nuestra linterna hacia nosotros mismos, para poder empezar a limpiarla.
Es muy difícil pensar o sentir cosas nuevas cuando eres adicto al mundo exterior.
Vuelve a ti.
Si quieres empezar pero no sabes cómo, te recomiendo el Ritual MEMORIA & GOMA DE BORRAR que te servirá de guía siempre que lo necesites.
Además, en mi canal de Ivoox SHENSARA SALUD puedes encontrar meditaciones y clases gratuitas para acompañarte en este proceso.
Espero que te sirvan de ayuda.