“El hígado es el laboratorio del guerrero”, me decía mi madre cuando yo era pequeña.
Ahora entiendo bien porqué.
El hígado es el órgano más grande y pesado del cuerpo humano. Mide unos 15 centímetrso de ancho y pesa en torno a 1-1,5 kg.
Me gusta imaginarlo como una enorme esponja natural, situada por dentro de las costillas que hay bajo el pecho derecho y muy bien fijado al diafragma mediante potentes ligamentos. Como si se tratara de una pieza de arte colgando de un techo abovedado.
Una preciosa esponja empapada
Si, empapada, porque en él se produce el filtrado y reserva de la sangre que llega desde el intestino grueso y delgado, bazo, páncreas y estómago a través de una única tubería llamada vena porta. Una vez esta sangre entra en el hígado (cargada de sustancias absorbidas y secretadas durante la digestión), se distribuye por todas sus células para:
- Almacenar las vitaminas, los minerales (como el hierro) y los azúcares presentes en ella y que nuestro organismo necesita para funcionar correctamente.
- Descomponer las sustancias químicas perjudiciales que se producen endógenamente (dentro de nuestro organismo) o que entran desde fuera a través de la piel, el aire o la alimentación.
- Producir proteínas esenciales que nos ayudan a combatir infecciones y a coagular la sangre.
- Controlar niveles hormonales y de otras sustancias químicas que circulan en nuestro torrente sanguíneo.
- Limpiar el cuerpo de toxinas (como el alcohol) y bacterias.
¿Es o no es un auténtico laboratorio?
Uno en el que se trabaja 24/7, las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Incrementándose aún más la actividad en primavera.
Imagina el estrés que deben tener las células que trabajan en él. Se merecen un descanso y tenemos una maravillosa oportunidad ante nosotros.
Los días previos a la luna nueva del mes de mayo son los ideales para «fertilizar» el hígado (también es buen momento para hacerlo con la tierra del huerto) y así darle la energía que necesita para continuar con su cometido a todos los niveles.
DESCANSO – ESPACIO – NUTRICIÓN
Los tres pilares fundamentales para una limpieza y fertilización hepática integral.
Darnos descanso, espacio y una correcta nutrición (encaminada a favorecer las funciones de éste órgano) es fundamental para que esa fertilización se produzca a todos los niveles.
A parte de sus funciones bioquímicas, el hígado nos aporta la energía necesaria para crear, para desarrollarnos y para expandirnos. Si existe algún bloqueo en él, no podremos llevar a cabo nuestros deseos y más altos sueños.
¿Qué tipo de bloqueos pueden existir?
Hay muchos pero a grandes rasgos te cuento los más habituales.
- Nivel físico: poca movilidad del órgano por un bloqueo en el diafragma. Al estar colgando (literalmente) de este músculo, es necesaria una buena movilidad de este músculo para que la llegada de sangre al hígado sea la adecuada. De vital importancia para prevenir este bloqueo es respirar profunda y ampliamente.
- Nivel químico: falta de nutrientes esenciales como vitamina B, Zinc, Magnesio, Cisteína, Taurina o Molibdeno. Estos son sólo algunos de ellos, para saber cuál es exactamente el que necesitas (si es que lo necesitas) es necesario hacerte algunas preguntas específicas de forma personal.
- Nivel emocional: de la misma manera que el hígado almacena sangre, también guarda emociones. Sobre todo, aquellas que son tan intensas que necesitamos “protegernos” para que no penetren directamente en el corazón y lo dañen. Este órgano funciona como un escudo que, gracias a la energía de la rabia (bien utilizada), el guerrero usa para poner límites de forma asertiva. Aceites esenciales combinados con técnicas de gestión emotivo-mental nos serán de gran ayuda aquí.
- Nivel energético: muy relacionado con lo anterior. El hígado es el laboratorio y escudo del guerrero, donde se producen cientos de reacciones químicas cuyo fin último es dotarnos de las energías y el valor suficiente para expandirnos y salir al mundo. En ocasiones, tras una vivencia fuerte o etapa difícil, necesita reparaciones sutiles para que pueda volver a ser funcional. Terapias energéticas como la acupuntura, la medicina biorreguladora o técnicas meditativas específicas serán prioritarias en este caso.
Cada ser humano somos un mundo, por eso (aunque existen pautas que pueden beneficiar de forma general) lo ideal es actuar de forma individual para encontrar a qué nivel (uno o varios) existe algún tipo de bloqueo. Esto nos permite crear de forma exclusiva el abono que realmente necesitamos.
Fertilizando y abonando el terreno hepático estamos ayudando a que esa expansión y crecimiento se den más fácilmente.
Los días previos a la luna nueva de mayo es el momento ideal para comenzar el proceso.
Si crees que puedo ayudarte a encontrar el abono que necesitas en este momento de tu vida, escríbeme.
Un gran abrazo,
Sara